IRISEL SUÁREZ
Graffitear es el arte de plasmar dibujos en las paredes, puentes, monumentos, casas, autos… entre otras cosas, algunas veces con el consentimiento de los dueños pero casi en un 80% se hacen a escondidas, por la noche, oliendo el aire, caminando como ratones cerca de un gato, pero a la hora de correr se convierten en un lince, en un canguro salta bardas y después en un pequeño mosquito para entrar a sus casas sin ser vistos.
Siempre temerosos de la ley, los tan llamados graffiteros por algunos, mientras que por otros, malvivientes.
Éstas personas simbolizan una pequeña parte de la cultura ideológica de la libertad de expresión, pero una parte castigada recluida y hasta algunas veces exiliadas por considerarse un delito. Si bien es cierto que infringir en la propiedad ajena es un delito, porque no brindar un espacio a estos artistas anónimos, muchas veces ocultos detrás de su placa, su apodo, su “raya”.
La mayoría de éstos no son malas personas, por el contrario son muy buenos dibujantes, estudian y en algunos casos también trabajan.
Por lo que reitero que sería bueno que existieran más lugares para estos artistas del aerosol, hasta incluso pagarles por su estupendo trabajo, dejándolos expresarse y ¿Por qué no?, refugiarse en sus técnicas de expresión.
La imagen que pueden apreciar es una foto de un graffo hecho por un gran amigo mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario