ALEJANDRA BARRERA
Para algunos:
Hombre (mexicano): ser humano fuerte, trabajador, “responsable”, cabeza de una familia y un hogar.
Mujer (mexicana): débil modesta, seria, sin derechos, encargada de los quehaceres domésticos.
Definiciones que no hace mucho se tenían como cultura en México, hace poco desgraciadamente esto era la realidad… El hombre salía a trabajar para así poder mantener a su familia, mientras que la mujer no tenía derecho a lo mismo, si no a atender a los hijos y hacer el trabajo domestico.
Esperando a que su marido llegara y a pesar de todo el trabajo que ya había hecho atender a su marido de buena manera para que él estuviera contento, cumpliendo así también con sus deberes conyugales, de lo contrario podría ser sometida a maltrato físico sin poder defender sus derechos.
Lo más indignante es que esto se haya dejado llegar al tope y que hoy en pleno siglo XXI sigan ocurriendo tales barbaridades.
Tanto hombres como mujeres tienen derecho a ser vistos del mismo modo sin importar la diferencia de géneros.
Hoy en día según las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), menos del 30% de la población femenina entre los 18 y 40 años trabaja, esto conlleva a que tienen que ser sometidas y acatar las órdenes que los hombres sin poder liberarse del machismo.
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